Sofía Moromenacho
Nadie sabe lo que puede un cuerpo
Yo ya existí aquí
Fui a restaurantes que ya cerraron
Viví ese invierno del que aún se habla
Ya entiendo dónde estuve un día
un día que no entendía nada
Paso en bus y veo la casa de una amiga
el restaurante donde trabaja otra ecuatoriana
Ves, is easy
Ya no me ahogan los edificios gigantes
pocas veces pienso en las vacas
como pienso en el dinero.
Es increíble,
pero nadie sabe lo que puede un cuerpo.
La conciencia está guiada por lo externo
La realidad está vinculada a cómo la percibimos
y todo se trata de nosotros
La realidad es un fenómeno que pasa
cuando se comparte con el otro.
Así pruebo que existí
porque estuve bailando contigo
y me dijiste que Pitbull estaba infravalorado
y gritamos:
“Forget about your boyfriend and meet me at the hotel room”.
Regresamos juntas hasta la experiencia pura.
Cuando has dejado de comer por varias horas,
el estómago ya no te pide comida
El agua no pasa
La saliva que compartí con un extraño
no hidrata
Las madrugadas no perdonan
y yo tengo siempre mucho que hacer
y se me olvida el hambre
se me desconecta la conciencia
y se me chupa la tripa
Entre sonidos latinos fuertes
dembow,
movimientos involuntarios
caderas circulares que se juntan
agarradera de nalga
y besos sabor a sudor.
Yo no tengo mucho en este país
más que labios
y cuerpo de mujer
Además,
se me olvidan las cosas
por fantasear
con un mono
que anda por los alambres de la luz,
alambres enmarañados
que a veces se caen al piso.
Es familiar pero no lo mismo
Ese mono no sabe eso
¡Avíspate, ñaño, que te vas a electrocutar aunque sepas balancearte!
Yo vivo para esperar el momento
en el que puedo tragarme
el sol del amanecer
al salir del club con todas mis amigas latinas
cuando saltamos en un circulito
gritando:
Latinas unidas, jamás serán vencidas
y me duele la tripa de reírme tanto.